miércoles, abril 16, 2008

las calles están tomadas


A César, en la despedida:


las calles están tomadas

por horas los gritos colmaron las banquetas

arde el calor sobre el pavimento

las pancartas impiden el paso


yo también grito

dentro de mis paredes

me despido de ti en el gemido orgásmico de tu desesperación

te meto los dedos en la boca como gesto natural e insensato

horas antes, la emoción me hizo ponerme un vestido de flores

salir al mercado, preparar la cocina


hacer la sopa que tanto te gusta es tan fácil como abrir un sobre y no decirte

que mi secreto no es mío sino de unos chinos

luego corto y pico

la cebolla afloja las lágrimas

perfecto simulacro del después


tengo la devoción de la ternura

y es que nunca cociné tanto como para nosotros dos

a nadie quise alimentar con el ahínco de mi madre

o con la magia de los plátanos dulces de mi abuela


tengo encima de mí toda la historia de las mujeres

que amaron a sus hijos entre tortillas y frijoles fritos

y me da pena


la crueldad, pienso, también se inventó en la cocina

y el miedo,

como cuando de niña quise meter los dedos entre las brasas calientes

todavía me persiguen las ganas de lastimarme, no aprendo

me hipnotiza la flama, me quiebro ante los cuchillos grandes

hace unos meses me corté un dedo, odio las latas olvidadas

y lavar los platos, siempre es la peor parte


tuve que aprender a cocinar para no estar tan sola

para demostrar que podía vivir lejos de casa

para reconciliarme con la idea de mi misma

decía mi padre que se me quemaba el agua

y me hacían chistes


como cambia la vida

un día de estos me jubilo

me pongo a cuidar las plantas

me hago ama de casa

hago pasteles y los vendo

me dan ganas, y me río


cae la noche

afuera las masas no comprenden lo que ocurre entre mis paredes

y gritan


me despedí de ti hace unos minutos en el portal

el adiós entre nosotros es un guisado que siempre se pasa

al entrar, los platos quedaban en la mesa, pero hoy no pienso lavar

en la casa solitaria quedaron prendidas las luces de la sobremesa

no llegamos al café, siempre se nos cuece el deseo antes de tiempo


tengo dentro de mi la devoción de la ternura

y en el alféizar te dije, si hoy de verdad te vas

voy a seguirte hasta la otra vida

voy a cocinar para vos

te voy a hacer el amor

una tarde como ésta

con los gritos de la manifestación

mientras las calles sigan tomadas.

2 comentarios:

Sor Juanais dijo...

Maravilloso, Lauri hermosa.

Mara Pastor dijo...

la cebolla, perfecto simulacro del después. uuuf. que ricura. ñam ñam.