domingo, junio 28, 2009

tus manos en mis huesos

las cosas se van acomodando sabiamente, al compás de la paciencia de los mundos minúsculos, por eso tal vez el desierto volvió a mí en forma de libro verde, quizás por eso reconocí, en las pestañas inferiores de tus ojos abiertos, todo lo que te he querido a lo largo de los ejes transversales de nuestra historia. Sobrevivo al domingo de metal gracias a todo lo que me has dejado en el cuerpo y en la memoria. Hoy, soy el recuerdo de tus manos en mis huesos.

2 comentarios:

Sor Juanais dijo...

tú sabes que yo soy feliz si te veo feliz.

Eberto dijo...

Aquí te quedaste, aunque estés ahora en el desierto...