miércoles, mayo 11, 2011

el día sin noche

el día sin noche como un hurón

inquieto

vociferantes

la juventud como un grito

fuentes

una ciudad que nos contiene

grafiti

la larga marcha antes de hervir

pájaros de brincos

pigmentos

los poemas gritándose seguidamente

la pasión de las luces

la universidad

sentirnos indestructibles por guardar el verbo

en el pecho

en la garganta

tomar el Metrobús

decir de memoria poemas para los pasajeros

estar tan dentro de nosotros que duela y sea dulce

leer y luego olvidar las páginas sobre el asfalto

discutir la menguancia de la luna

emborracharnos

navegar por las moléculas alucinantes de nuestras arterias

nivel de la sangre en la sangre: cero

mira tus manos, me dijo Víctor

las puse frente a mí

enloquecidas bailaban entre la música y los desconocidos

ácidas

encontrar una casa a medio construir

jugar a los niños

repetir: estamos sobre el nivel de las estrellas

abajo la ciudad

adentro, la verdadera casa

el autoritarismo del padre

el ardor del hijo

afuera, la gente discutía cómo alimentar el fuego

primitiva: la fogata

sentirte

saber que no-voy-a-dedicarte-este-poema

porque somos el poema el noema las desinencias verbales el pie quebrado

todo lo que nos enseñan en los libros

la vida

se resume

en largos besos y largas marchas de silencio

la gente está indignada

el país cayéndose a pedazos y nosotros gritando poesía

creciendo sin querer

bailando canciones en inglés

nombrando las fuentes y los pájaros

Yo

escribiéndote en el parque para decirte que fui tuya recostada en una pared

el día sin noche

las repeticiones no importan

los años nos caerán encima como un yunque

la miseria la injusticia el dolor

no nos pertenecen

pero sí la palabra hurón

el recuerdo de tus dedos dentro de mí

el amanecer en la estación

un beso

una casa a medio construir

en las afueras de la ciudad.

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