Una mujer robusta mira la
ventana
el efecto lumínico hace
que el reflejo de su imagen se mezcle
con el de una muchacha de cabellos
morados y rosas
en el autobús.
La mujer está sola
la muchacha se cuelga del
cuello de un tipo alto.
A su lado, se detiene el
aire de quien contemple el extraño fenómeno:
la señora,
un segundo después,
la muchacha.
Y así, en el vaho
interminable de las formas.
A su lado
quien las mire
tendrá que entretener la
memoria
las referencias
y no dudará de la prueba
fehaciente:
toda mujer tiene adentro
una muchacha.
1 comentario:
Andaba buscando a mi muchacha y llegué aquí. Bueno leerte, Lauri. Me gusta mucho la serie de Virginia.
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